Él pretendía coger el tren y se dejó convencer para ir en coche «más cómodo»…
Hoy se celebra el centenario del nacimiento de Albert Camus. Camus dijo «No conozco nada más idiota que morir en un accidente de auto», cuenta hoy ABC que al conocer la muerte de Fausto Coppi. Al día siguiente, 4 de enero de 1960, a bordo del Facel Vega de su amigo y editor Michel Gallimard que conducía a gran velocidad, el propio Camus que odiaba los coches y la velocidad, perdía la vida en la carretera.
Cada semana se producen muertes idiotas en la carretera, las más idiotas de todas, de ciclistas que como Albert Camus renuncian al auto y son arrollados por émulos de Gallimard, orgullosos del prodígio tecnológico que ruge con cada pisotón de acelerador e inconscientes de que tras cada curva, en cada paso de peatones o en cada cruce, una vida está en peligro de ser finiquitada de la forma más idiota, sin comerlo ni beberlo.
Muertes idiotas…
¿Por qué dijo esto Camus? Porque los tabloides de la época en un primer momento anunciaron que la causa de la muerte de Coppi fué un accidente de automovil para luego sabiamente rectificar como hizo el columnista de ABC esta misma mañana, 53 años más tarde. En efecto el 2 de enero de 1960, tras una noche de agonía, Coppi murió. Pero no murió en un accidente. Tampoco era gripe ni pulmonía, sino malaria contraida en una cacería en África con Jackes Anquetil tras correr una carrera. Por no hablar de las teorías que insisten en que Coppi fue envenenado como venganza por «el asesinato» de un corredor de Costa de Marfil, un tal Canga, muerto por caída en una carrera en la que participaban corredores europeos (algunas fuentes citan el Tour). Dicen esas fuentes que familia y amigos, en venganza, le envenenaron con una popular poción ponzoñosa propia de Burkina Faso que actúa lentamente y causa fiebres altas como la malaria.
[Revisado: 2013-11-07, a las 16:55]
Desde Gijón y en bicicleta 